Fractura de Cadera

A medida que aumenta la población de tercera edad, la incidencia de la fractura de cadera también ha aumentado. Se trata de una lesión ósea traumática que compromete la zona proximal del fémur y afecta principalmente a personas mayores con hueso osteoporótico. Sin embargo, también se puede presentar en pacientes jóvenes con mecanismos de alta energía como accidentes de tránsito o caídas de altura. Clínicamente se presenta en la mayoría de los casos con dolor, acortamiento y/o rotación de la extremidad e imposibilidad de mover y apoyar la misma. Es importante destacar, que hay un porcentaje de pacientes que no presentará todos estos signos clínicos, por lo que todo paciente mayor con dolor de cadera y sospecha o evidencia de algún traumatismo o caída, debe consultar para descartar una lesión ósea a nivel de la cadera. La fractura de cadera presenta una alta mortalidad en pacientes ancianos, con reportes que van de un 15% a un 85% al año de ocurrida la fractura, debido principalmente a que el paciente no se moviliza, lo que puede generar escaras y lesiones en la piel y que se suma a complicaciones infecciosas, tromboembólicas y cognitivas. Por esta razón el tratamiento es quirúrgico en forma precoz, con el objetivo de resolver la fractura, manejar del dolor y movilizar al paciente rápidamente evitando su postración y las complicaciones asociadas. Las fracturas de cadera se pueden dividir en las que se producen en la región del cuello femoral y en las que se ubican alrededor de los trocánteres. Respecto al tratamiento existen distintas alternativas dependiendo del lugar de fractura y de la calidad del hueso. En general, en un paciente mayor con mala calidad ósea y fractura de cuello femoral, se indicará una prótesis total de cadera. En un paciente con mejor calidad ósea se prioriza la preservación articular y la fijación con tornillos o placas. Cuando la fractura es en la zona que compromete los trocánteres se realizan técnicas de fijación con clavos cefalomedulares o placas extramedulares. La rehabilitación debe contar con un apoyo multidisciplinario. El paciente debe ser estimulado tanto física como psicológicamente. La movilización y deambulación debe ser guiada por profesionales kinesiólogos. En pacientes mayores es ideal contar con una evaluación geriátrica tanto para el manejo de las enfermedades basales como el de patologías que pueden derivar de la fractura y que se pueden presentar en la evolución post operatoria.